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miércoles, 6 de agosto de 2008

Columna José Fernando Isaza

Dado que en estos días no he incorporado contenidos nuevos al blog, he decidido incluir la reciente columna en el Espectador de José Fernando Isaza dada su importancia para entender la exuberancia irracional y particularmente el papel de la irracionalidad en la fijación de los precios, y si ocurre para los taxis en días lluviosos pues se pueden deducir las implicaciones en los precios de las acción en dias de euforia irracional. Espero les guste y poder estar actualizando los contenidos.

¿Por qué se disuelven los taxis en los días lluviosos?
Por: José Fernando Isaza

LOS TRABAJOS DE KAHNEMAN permiten explicar la aparente paradoja de la disminución de la oferta de taxis en los días lluviosos.

De acuerdo con la “racionalidad” económica, si una persona tiene un ingreso variable buscaría trabajar más cuando el ingreso es mayor para reducir la intensidad cuando éste disminuye. En esas condiciones en los días de lluvia que sube el ingreso del taxista, pues no tiene que esperar o circular buscando pasajeros, el conductor tiene un incentivo para trabajar más; pero la experiencia en Nueva York, que estudió Kahneman, muestra que por el contrario tan pronto obtiene el ingreso esperando suspender la jornada, este comportamiento “subjetivo” reduce la oferta de taxis en los días lluviosos.
Si una persona quiere vender su carro usado por un valor que considera justo, $11 millones, y se le hace una oferta de $10 millones, generalmente lo acepta, a pesar de creer que si espera menos de un mes puede obtener el precio inicial. Un comportamiento “racional” lo llevaría a buscar un crédito bancario o aun extrabancario.
El comportamiento subjetivo explica la existencia de los casinos, las loterías y los balotos. El valor esperado de un peso invertido en estos juegos no supera los veinte centavos. Mucho más “equitativo” y socialmente aceptado es jugar en los mayores casinos mundiales, las bolsas de valores. Uno de los juegos de azar más equitativos era la ruleta cuando tenía un solo cero, ahora tiene dos ceros y la ventaja de la casa se duplicó, pero los jugadores siguen acudiendo sin notarlo. Es más sensato jugar baloto cuando el acumulado es elevado. Sin embargo, la probabilidad de acertar sigue siendo la misma, inferior a 1 entre 8 millones. Una macabra comparación muestra que la probabilidad de morirse un día estando aliviado es de aproximadamente 1 en 12 mil. Seguimos comprando baloto. Cuando el acumulado supera los $40.000 millones el valor esperado de la apuesta es mayor que el costo.
Los experimentos muestran que la mayoría de las personas que compra un objeto digamos, por $200.000, desiste de hacerlo en el sitio si saben que a una distancia relativamente cercana lo pueden obtener por $180.000. Al contrario, si el bien es de mayor valor, por ejemplo, un computador de $1.500.000, lo compran en el sitio, aun si en ese momento saben que por $1.480.000 lo pueden obtener en otro lugar no muy alejado. La teoría económica diría que si la decisión es cambiar de sitio en el primer caso, también es lógico hacerlo en el segundo.
Los trabajos de Mockus y Sudarski muestran la importancia de aumentar la “confianza”, lo cual lleva no sólo a mejores condiciones de convivencia, sino también a mayor crecimiento económico. Los trabajos de Paul Zak comprueban que los niveles de confianza y el desempeño de los negocios también pueden lograrse inhalando un químico, la oxitocina, la cual es producida por el cerebro cuando aumentan los niveles de confianza. Si los esfuerzos pedagógicos funcionan lentamente, la química puede ayudar. Un resultado poco estimulante para quienes aún creemos que las sensaciones son algo más que respuestas químicas. Una excelente inversión es hacer inhalar dosis altas de oxitocina a los empleados públicos que algunas veces olvidan la norma constitucional de presumir la buena fe.
* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano.