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jueves, 25 de marzo de 2010

Las economías de aglomeración y los rendimientos crecientes

La localización de la producción y la actividad económica a pesar de ser una característica distintiva del mundo económico, hasta hace poco fue omitida e ignorada por la ciencia económica convencional. Desde los años 50´s del siglo pasado Walter Isard controvirtió el análisis económico por la omisión de los aspectos relacionados con la localización y porque éste tenía lugar en el “país de las maravillas sin dimensiones espaciales”. Sin embargo, los temas espaciales continuaron siendo ignorados, había algo en la economía espacial que la convertía en un terreno inherentemente hostil para la clase de modelización que saben hacer la mayoría de economistas.

Ese algo era la presencia de rendimientos crecientes que hace posible la distribución de la población en el territorio, tal como ocurre en la realidad con una distribución desigual en el territorio y con fuerte presencia de aglomeración. Su modelación fue convenientemente omitida debido a que significaba modelar una estructura de mercado no competitiva, los economistas evitaron mirar el aspecto espacial de las economías porque sabían que no tenían forma de modelarlo. Krugman y Warsh muestran que los rendimientos crecientes fueron marginados de la reflexión central del análisis económico hasta que fue posible su modelación.

Si bien hoy en día aún no hay modelos generales de economías con rendimientos crecientes y competencia imperfecta, si se dispone de un conjunto de elementos que permiten presentar ejemplos ilustrativos de economías sujetas a rendimientos crecientes. Uno de los más útiles es la formalización de la competencia monopolística sugerida por Dixit y Stiglitz y los desarrollos que de él se derivan.

Hoy el tema se encuentra posicionado y se han presentado avances notables, más aún desde cuando Paul Krugman fue premiado con el Nobel de Economía en el 2008, de acuerdo con la Fundación Nobel y la Academia de Ciencias de Suecia precisamente por sus trabajos en comercio internacional y geografía económica y particularmente por los aportes y esfuerzos por relacionar las dos áreas del conocimiento.

Tal vez uno de los mayor aportes de Krugman ha sido utilizar, con una inteligencia asombrosa, conceptos del pensamiento económico que habían sido abandonadas por no cumplir con las exigencias de la profesión en la actualidad y combinarlas con conceptos de la frontera del conocimiento traídos de otras disciplinas y así construir nuevas teorías y formas totalmente nuevas de comprender la realidad económica, todo ello sin deslegitimar la modelación económica sino por el contrario evidenciando el poder de los modelos económicos y como ellos son el instrumento que hace único el pensamiento económico.

En ese contexto la geografía económica se ha preocupado por estudiar la localización de la población y la actividad económica en el espacio, es decir, la rama de la economía que se ocupa de dónde ocurren las cosas y por qué están desigualmente distribuidas en el espacio, contrario al mundo de poblaciones homogéneas desconectadas que predeciría el modelo neoclásico de la competencia perfecta y los rendimientos decrecientes o constantes.

Al hablar de economía urbana ya no es posible omitir las economías de aglomeración y son frecuentemente mencionadas y referenciadas como un importante instrumento para el análisis. Sin embargo, las consecuencias de incorporar las economías de aglomeración al análisis espacial parece ser aún una tarea pendiente.

En el caso del análisis de la economía bogotana y en particular cuando se piensan los aspectos de ordenamiento del territorio, se suele cometer el error común de pensar que las desigualdades territoriales se pueden corregir mediante la distribución equitativa de la población y las actividades en el territorio. Ese es el objetivo explicito de lo que se ha venido proponiendo en materia de integración regional y es también el modelo que algunos actores proponen en materia de ordenamiento territorial al interior de la ciudad.

En ese sentido, la Cámara de Comercio de Bogotá propuso recientemente que dado que la actividad económica en la ciudad se ha concentrado en el centro y norte, “lo cual ha generado desequilibrios, congestión y mayor saturación en esas zonas", que se debería repartir la actividad económica por toda la ciudad. Igualmente ocurre en materia regional con la propuesta de los documentos de la Mesa Regional de Planificación y con el modelo de ordenamiento espacial contenido en la propuesta del MURA y de la Gobernación de Cundinamarca.

En ese contexto es fundamental asumir lo que implica el reconocimiento de los rendimientos crecientes y las economías de aglomeración y que lleva al Banco Mundial, en su informe sobre el desarrollo del año 2009: “una nueva geografía económica”, a concluir que las preocupaciones por la convergencia regional no puede llevar a la prescripción común de que el crecimiento debe hacerse de forma equilibrada espacialmente, y que por el contrario se debe asumir que el crecimiento económico será desequilibrado, que intentar difundirlo es desalentarlo, combatir la prosperidad así se pretenda combatir la pobreza.

Ello no quiere decir que debamos convivir y aceptar las divergencias regionales, la convergencia es un objetivo fundamental y el único camino para garantizar la sostenibilidad social y ambiental del crecimiento económico, pero dicha convergencia no se consigue con la distribución equitativa de la población y las actividades económicas en el territorio, sino con la búsqueda de mecanismos que permitan distribuir equitativamente los beneficios de la aglomeración y la concentración.

Alfredo Bateman
Subdirector Estudios Estratégicos
Secretaría de Desarrollo Económico