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lunes, 29 de septiembre de 2008

La caída de las pirámides y de los mercados


Alfredo Bateman

En las últimas semanas hemos visto hacer realidad dos grandes caídas económicas por demás anunciadas, que si bien de magnitudes y repercusiones extremadamente diferentes, tienen más elementos en común de lo que se suele pensar: la de las inversiones de fraude piramidal a lo largo de todo el territorio nacional y la de grandes empresas hipotecarias, financieras y aseguradoras en wall street.

 

El primer paso para que una de las actuales pirámides sea “exitosa” es lograr convencer a sus cautos inversionistas de que no se trata de una pirámide. Mediante confusos diagramas y ecuaciones y nombres atractivos como “negocio multinivel” logran su objetivo, en otros casos cuando se requiere aun mayor nivel de sofisticación se esconden en mercados como el de divisas (forex por sus siglas en ingles). Incluso, algunos segmentos de los mercados bursátiles, financieros, hipotecarios y/o de capitales, con niveles de sofisticación matemática, que han ameritado hasta premios nobel, se han convertido en verdaderas promesas de enriquecimiento rápido y seguro con consecuencias nefastas para los que ingresaron tarde.

 

Robert Shiller muestra como los ciclos de retroalimentación especulativa de los mercados se terminan convirtiendo en fraudes de Ponzi (mejor conocidos como los fraudes piramidales) donde a partir de la promesa de enormes rendimientos por las inversiones realizadas y la confirmación de ello para los primeros inversores se genera un espiral de inversiones donde la gran base de la pirámide pierde su capital.

 

En el caso de los mercados como afirma Krugman el fenómeno es un fraude sin estafador, pero cumple las demás condiciones: i) promesa de grandes ganancias en un corto plazo confirmadas por los primeros participantes; ii) para los que estudian desde afuera la actitud de los inversores de creer en que esas ganancias sean realmente posibles son vistas como poco inteligentes, no hay nada que haga creer que las grandes ganancias se puedan mantener indefinidamente; en el caso de los mercados, que la tendencia alcista sea indefinida; y iii) muchos incrédulos inexpertos atraídos por la experiencia exitosa de sus vecinos entraran en el juego y perderán las sumas invertidas, en el caso de los antiguos inversores, los exitosos, también seguirán jugando por el efecto casino de “jugar con el dinero de la casa” y perderán también parte de lo obtenido anteriormente, sino no es que eso y mucho más.

 

La plata fácil siempre será un atractivo y la creatividad de los charlatanes para crear ilusiones de éxito sin importar la realidad parece ilimitada. Sin embargo, todos son llamados de atención para insistir en la importancia de: i) tener mercados competitivos y eficientes adecuadamente regulados y ii) el comportamiento irracional y particularmente el pánico y la exuberancia en el comportamiento de los mercados. En ese contexto, mucho se habla de la necesaria intervención de la superintendencia y del gobierno nacional para empresas como DMG o Drfe, pero realmente muy poco de la regulación de los mercados bursátiles e hipotecarios y sus operadores y la forma de evaluar adecuadamente el riego y minimizar, en la medida de lo posible, las consecuencias desastrosas que ocurren cuando la oferta de gente que deseosa de invertir a cualquier precio termina. 

martes, 23 de septiembre de 2008

Sorpresas poco sorprendentes


César Ferrari, Profesor Universidad Javeriana
Publicado en el diario La República el día 16 de septiembre

El futuro del precio del dólar ha producido expresiones como “todo lo que sube tiene que bajar,” “ningún activo resiste una subida tan fuerte,” “la moneda tiene que descansar,” “así ocurre en el resto del mundo.”

Ellas, más que análisis económico, reflejan una combinación de deseos, pensamientos mágicos y entusiasmos deportivos. El precio y la cantidad de equilibrio en el mercado cambiario, como en cualquier mercado, en cualquier parte, resultan de la concurrencia de determinadas demandas y ofertas de dólares y del contexto institucional: mercado libre o control de cambios.

La demanda de dólares más importante proviene de las importaciones. Otras demandas significativas se originan en la constitución de depósitos de valor, el pago de deudas internacionales y las adquisiciones del banco central para acumular reservas internacionales.

Las principales ofertas de dólares provienen de las exportaciones, las remesas de nacionales desde el exterior, la “inversión extranjera directa”, los créditos internacionales y la des-acumulación de reservas del banco central.

Por el lado de la oferta, entre julio (máximo histórico) y agosto 2008 el índice de precios de la energía del FMI cayó 12.7%, entre marzo (máximo) y agosto 2008 el de los metales cayó 13%... y seguirán cayendo por la recesión en Europa, Japón y, todavía en menor medida, Estados Unidos. Si barriles y toneladas exportados de petróleo, carbón y ferroníquel son similares, la oferta de dólares (US$ 12.5 mil millones en 2007) disminuye con la reducción de esos precios. 

Y aunque la OPEP reduzca su producción para mantener el precio petrolero, Venezuela y Ecuador tendrán menos ingresos. Con ello comprarán menos exportaciones colombianas y entrarán menos dólares. Por su parte, entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto de 2007 el Banco de España reportó una caída en las remesas enviadas desde España de 17% y entre octubre 2007 (máximo) y marzo 2008 de 25%... y continuarán cayendo por cuenta del mayor desempleo en Europa y Estados Unidos (las remesas recibidas en 2007 fueron US$ 4.3 mil millones). 


En cuanto a la llamada inversión extranjera directa, que en 2007 alcanzó su máximo histórico (US$ 9.2 mil millones), es entendible que llegue en busca de rentabilidad. Ésta tiene que ver, principalmente, con diferenciales de tasas de interés pero, sobre todo, con  expectativas cambiarias. 

El gerente de una transnacional puede conseguir localmente un crédito al 15% anual, pero prestándose de su matriz le costaría 4%, más lo que suceda con el dólar. Si su expectativa es una revaluación de 15% anual, los recursos de su matriz le costarían  -11%. Pero si por el comportamiento de precios internacionales y remesas su expectativa es de devaluación, esos recursos le costarían 19%. De tal modo, antes de traer más dólares preferirá llevárselos. Así, lo que era fuente de oferta de dólares se convierte en fuente de demanda.

Si la oferta de dólares se expande respecto a su demanda la tasa de cambio se revalúa. Obviamente, si la oferta se contrae mientras que la demanda aumenta la tasa se devalúa. ¿Cuánto puede durar la devaluación cambiaria? Hasta que la economía mundial, los precios internacionales y las remesas cambien de tendencia y se modifiquen las expectativas. Es decir, hasta que la tortilla se voltee nuevamente. Y luego… ¿será posible estabilizar el cambio en algún nivel conveniente?

jueves, 18 de septiembre de 2008

NUEVO PROYECTO DE LEY DE COMPETENCIA: EL DEBATE NO ESTÁ CERRADO

Julian Daniel Lopez Murcia 


Esta semana tuve la fortuna de encontrarme con uno de los abogados más prestigiosos del país en los temas de “Derecho de la Competencia” que son, básicamente, las normas que buscan asegurar la libre competencia (que no haya monopolios u oligopolios) y evitar el abuso por parte de quienes en un mercado tienen posición de dominio, todo lo cual, en la medida en que mejora la accesibilidad a bienes y servicios y la calidad de éstos a todas las personas, es conveniente para la sociedad. Esperaba, de profesor a profesor, que fuera una persona con la cual se pudiera discutir la conveniencia del nuevo proyecto de ley de competencia (PL 195-07 de Senado), sin embargo, al plantearle uno de los temas medulares del proyecto, de manera inmediata me cerró las puertas: “ese debate ya está cerrado”, me dijo.

 

El tema que le plantee a este prestigioso abogado era la preservación de la vigilancia especial en temas de competencia que actualmente lleva a cabo sobre las empresas de servicios públicos domiciliarios la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, por oposición al régimen general de vigilancia a cargo de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). La verdad, más allá de que así lo obligue la Constitución –por lo cual, al irse en contra, este proyecto de ley es inconstitucional-, siempre he pensado que no es lo mismo controlar la competencia de productos como la cerveza, el cemento o las llantas, que el control de la competencia del cual se deriva cuál es el precio de la energía, del gas o de la telefonía que pagamos los colombianos, entre otros, por su relación directa con los derechos fundamentales, sin embargo, a quienes promueven el proyecto, así como a los abogados que trabajan en competencia que no quieren sino litigar ante la SIC, eso poco les importa.

 

Pero las razones para un régimen especial de competencia para los servicios públicos domiciliarios no terminan allí, pues hasta el mas desprevenido se da cuenta que no es lo mismo evitar monopolios, abusos de la posición de dominio, ni promover la competencia cuando se trata de un servicio que se presta a través de redes (redes para la energía como los postes que vemos en la calle, redes para la telefonía como los “cables” que van de manera subterránea, redes para el gas como las que cada vez llegan a más hogares), que hacen del dueño de dichas redes un agente con el poder de limitar la entrada de otros competidores muy superior a la que puede tener quien compite vendiendo carne, papel aluminio, salsa de tomate o cualquiera de los productos a los que está acostumbrada la SIC.

 

En fin, como académico y como miembro reflexivo del Partido Liberal siempre preocupado por el bienestar general y por el debate público como la mejor forma de construir ciudadanía y de allí instituciones legítimas que le abran paso al desarrollo y a la paz, no puedo menos que oponerme a este arbitrario proyecto de ley, advertir de manera vehemente a mis conciudadanos sobre la desprotección en los servicios públicos que se avecina y rechazar la actitud de los supuestos “expertos” que se crean con la autoridad de decir que el “debate ya está cerrado”.