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viernes, 10 de mayo de 2013

La desigualdad: obesidad de la sociedad


La desigualdad: obesidad de la sociedad

Alfredo Bateman 
Economista Universidad Javeriana 
@alfredobateman


El día de hoy, en medio de un discurso de Gustavo Petro con ocasión de la entrega de soluciones a un grupo de carreteros, que entre otras es uno de esos ejemplo palpables de como el compromiso político y la adecuada ejecución de políticas publicas puede cambiar la vida de la gente, el Alcalde hizo la pregunta de como se calcula el índice de Gini.

Es una pregunta elemental para cualquiera que haya estudiado algo de economía, sin embargo, para nosotros los economistas volver algo tan elemental, como una medida de la desigualdad, en un lenguaje comprensible para los demás parece ser una tarea titánica.

El resto del día estuve pensando en la mejor forma de explicar el concepto y particularmente su medición, que dicho sea de paso el indicador más popular es el indice de Gini, pero existen mucho otros, como el índice de Theil, o el índice de Sen.

No se me ocurrió mejor cosa que comparar la desigualdad con la obesidad. Pero antes de explicar porque, quisiera explicar como se calcula el índice de Gini. El Gini es un coeficiente que mide la desigualdad de ingresos de un grupo poblacional y se calcula a partir del área comprendida entre la linea de equidistribución y la curva de Lorenz.

gini-formula_ebs.jpg

La línea de equidistribución es una línea de 45o trazada en un diagrama que mide en el eje horizontal la proporción de población y en el eje vertical la proporción de ingresos. Se llama de equidistribución porque representa un mundo donde cada persona tiene los mismos ingresos que todos los demás.

Por su parte, la curva de Lorenz representa la acumulación de ingresos de los diferentes grupos poblacionales en un contexto especifico. Es decir, que proporción del ingreso tiene que grupo poblacional. En el ejemplo de la gráfica, el 20% más pobre de la población tiene el 4% de los ingresos totales mientras el 20% más rico tiene el 58%.

El coeficiente de Gini oscila entonces en un rango de 0 a 1. Cero es cuando existe una igualdad perfecta y todos tienen los mismo ingresos (no existe área entre la equidistribución y la curva de Lorenz porque son la misma). Y uno cuando una sola persona tiene el total de ingresos y el resto no tiene nada. Entre más cerca de la línea de equidistribución se encuentre la curva de Lorenz más equitativa, en términos de ingresos, será una sociedad y entre más lejos, entre mayor sea el área, pues más desigual.

Es decir, entre más delgada sea el área A en la gráfica, más equitativa será la sociedad y entre más gorda, más desigual. Y aquí llegamos a mi analogía. Lo delgado o grueso de la curva de Lorenz es una medida de la salud de una sociedad, así como la masa corporal es un indicador de salud de las personas.

Así como algo no podría pesar nada y tampoco todo, no existen sociedades con Gini de cero, ni de uno. Las sociedades más igualitarias, como Suecia, Noruega o Alemania, tienen índices de Gini cercanos a 0,3, mientras las sociedades más desiguales tienen índices de Gini mayores a 0,5 llegando en algunos casos ser cercanos a 0,6. Es decir, si bien en teoría el Gini oscila entre 0 y 1 en la realidad se encuentra en un rango entre 0,3 y 0,6.

Podríamos, apelando a nuestra analogía, decir que una sociedad equitativa (de peso normal) es aquella cuyo índice de Gini se encuentra entre 0,3 y 0,4. Una sociedad con sobrepeso aquella con un índice de Gini entre 0,4 y 0,5. Y una sociedad con obesidad grave o mórbida, con un índice de Gini entre 0,5 y 0,6. Existen algunos casos extremos, en grupos poblacionales específicos (Ginnes Record en desigualdad donde incluso puede ser mayor).


Para el caso de la ciudad de Bogotá el índice de Gini en el año 2002, según cifras del Dane, era de 0,571, es decir, un caso crónico de obesidad mórbida, a punto de sufrir un paro cardiaco social. Afortunadamente, para el año 2011 se produjo una reducción del 8,6% llegando a 0,522. Y en el año 2012, primer año de la administración de Bogotá Humana se produjo un descenso del 4,8% llegando por primera vez a 0,497. En solo un año (2011-2012) se explicó el 34% de la mejora en los últimos 11 años.

El tamaño del éxito de Bogotá en la materia es equivalente a algo así como si una persona de 1,78 metros pasara de pesar 130 kilos a 100. Ese es el tamaño del esfuerzo y de los resultados. Bogotá sigue siendo una ciudad muy desigual y segregada, sigue sufriendo de sobrepeso, esta aún lejos de poderse comparar con referentes internacionales, pero va en el camino correcto y si se profundizan las propuestas transformadoras y de defensa de lo público de la Bogotá Humana esa añoranza estará a la vuelta de la esquina. 

jueves, 25 de abril de 2013

La captura de rentas y defensa de lo público

La captura de rentas y defensa de lo público

Alfredo Bateman
Economista Universidad Javeriana
@alfredobateman


El profesor Lauchlin Currie hace cerca de 50 años, escribió un importante texto acerca de la enseñanza de la economía. En él, manifestaba su preocupación por el énfasis que se le daba a la formación matemática sin ninguna correspondencia con las recomendaciones prácticas que podían llevar esas aplicaciones: “estamos ante el grave peligro de minimizar la teoría, al considerarla como elemental... estamos llegando al punto donde sabemos más y más con respecto a menos y menos. Lo que debiera ser una herramienta altamente especializada de análisis económico está viniendo a reemplazar a la economía en sí”.

Ello ha producido unos profesionales desentendidos de las realidades sociales, engolosinados con los modelos y convertidos casi en analfabetas funcionales, nostálgicos del determinismo, en una era en que la frontera del conocimiento, avanza firmemente por lo que el premio Nobel Ilya Prigogine denomina: “el fin de las certidumbres”.

Tal vez uno de los grandes mensajes de la crisis actual es que esa forma de analizar la economía demostró su incapacidad de entenderla y, por consiguiente, de ser de utilidad para la sociedad. Debemos volver a la comprensión de los fundamentos y principios.

Por ejemplo, cuando se está en el sector público la comprensión de la captura de rentas resulta ser un elemento central para el buen funcionamiento del quehacer del Estado. Recuerdo en los primeros semestres de economía algunas menciones a la captura de rentas en el marco del análisis del mercado del suelo rural. También recuerdo su mención en el análisis de los monopolios, no mucho más. Algo se profundiza en materias como regulación económica.

Sin embargo, la práctica demuestra que la cuestión va mucho más allá. Podríamos entender la captura de rentas como el ejercicio mediante el cual un individuo se apropia de una porción de ingreso sin que haya hecho nada para producirlo. Ello ocurre con una mayor frecuencia de la que solemos pensar, ocurre permanentemente. Es más, la captura de rentas explica la riqueza de buena parte, sino de todos, los multimillonarios del planeta.

Como afirma Joseph Stiglitz: “El interés de los que se dedican a los negocios no es aumentar el bienestar de la sociedad en sentido amplio, ni siquiera hacer que los mercados sean más competitivos: su objetivo es sencillamente conseguir que los mercados funcionen para ellos, lograr que sean más lucrativos... algunas de las innovaciones más importantes en el mundo de los negocios durante las tres últimas décadas se han centrado no en hacer que la economía sea más eficiente, sino en cómo asegurarse mejor un poder monopolista o en cómo sortear la normativa del gobierno destinada a alinear la rentabilidad social y las recompensas privadas”.

La existencia de personas con grandes fortunas suele ser visto como un factor de progreso. Nos regocijamos cuando uno de nuestros compatriotas hace parte de los listados de los individuos más ricos del planeta. Pero por el contrario, las grandes fortunas son un síntoma de falta de competencia, de escasa regulación de los mercados, de apropiación de rentas y de desigualdad.


Ello nos lleva a diferenciar el empresario shumpeteriano del empresario rentista. El empresario shumpeteriano es el  motor de la innovación, del crecimiento y del desarrollo por su capacidad de generación de riqueza colectiva; es el factor más valioso y más escaso en una sociedad, se le debe promover, proteger e incentivar. Por el contrario, el empresario rentista captura para sí el esfuerzo colectivo de la sociedad, en vez de agregar valor lo resta, es prácticamente un parasito.

En los incentivos para que predomine uno u otro está la clave de un desarrollo incluyente y una sociedad democrática. Por ello, la defensa de lo público es en últimas el combate a la captura de rentas y al empresario rentista. Es fundamental, por lo tanto comprender en que ámbitos se da esa batalla.

En primer lugar está la más elemental y a su vez burda forma de captura de rentas: la corrupción. No hace falta sino ver el estado de cosas en Colombia y algunos ejemplos mediáticos como el carrusel de la contratación, Agro Ingreso Seguro o la repartija de notarias, para ver como la estructura del Estado se puede poner en función de intereses particulares para robarse el erario público.

Sin embargo, existen formas más sutiles e incluso más efectivas. Existen dos que vale la pena resaltar. i) la captura cognitiva, más que motivada por dinero se trata de un fenómeno sociológico, la clave de éxito de esta forma de captura de rentas es generar una afinidad ideológica que oriente las acciones, por ejemplo, la creencia de que el mercado no debe ser regulado.

ii) la captura por w, que es la que se produce ante la incompetencia de los encargados de defender lo público, los funcionarios y servidores públicos, es la ausencia de capacidad técnica de comprensión y compromiso con lo público, de entendimiento de los programas y de los énfasis de gobierno.

En definitiva, la apuesta por la defensa de los público es un combate frontal a la captura de rentas y una apuesta por una sociedad más equitativa e incluyente y esa apuesta requiere: i) voluntad política para afrontar una lucha frontal contra la corrupción, ii) compromiso por parte de todos los funcionarios con una agenda de defensa del bien común y iii) la construcción de funcionarios competentes capaces de comprender su papel en la sociedad y actuar con criterio y capacidad.





jueves, 14 de octubre de 2010

Análisis de las fuentes de oferta y demanda en el mercado de divisas

Como es bien sabido, la tasa de cambio es una variable fundamental en términos de la estabilidad macroeconómica y uno de los principales determinantes de la competitividad de una región, compensando inclusive bajos niveles de productividad. En Colombia, la tasa de cambio ha sido el talón de Aquiles del sector exportador y productivo, básicamente por el su tendencia a la baja y su alta volatilidad.

Tener una alta volatilidad de la tasa de cambio, agrega incertidumbre en el mercado entorpeciendo la actividad comercial, y de esta forma, reduciendo el volumen de comercio y el valor agregado que este genera. Por otro lado, y tal vez más crítico, es el caso de la tendencia revaluacionista del peso, pues el peso se ha revaluado frente al dólar en lo corrido del año 2010, 13%, sin contar que este se ha venido revaluando prácticamente desde el año 1996 a un ritmo constante y acelerado.

El problema con la revaluación es que está prácticamente destruyendo el tejido productivo de Colombia, y desincentivando fuertemente la actividad exportadora, uno de los principales motores para el desarrollo de la industria y uno de los determinantes del aumento en la productividad.

A pesar de las evidentes implicaciones que este comportamiento de la tasa de cambio tiene sobre la economía, se encuentra que las políticas adoptadas por las autoridades encargadas de controlar la tasa de cambio, se han evidenciado insuficientes, y la tendencia a la baja se sigue dando. Tal vez, y esto es lo planteado en el Cuaderno de Desarrollo Económico N° 4, el problema con las políticas adoptadas por las autoridades cambiarias, es que parece ser que las mismas autoridades aún no entienden cuales son las fuentes de esta revaluación, y menos de la volatilidad.

En este documento encontramos que el comportamiento de la tasa de cambio puede ser explicado por componentes especulativos, provenientes del mercado accionario, y por el comportamiento que ha venido presentando la Inversión Extranjera Directa (IED). En este encontramos natural que la inversión extranjera influencie la cotización del dólar, pues es el rubro que más peso representa dentro de la balanza de pagos. Sin embargo, y a pesar de no contar con datos confiables, entendemos que hay otros determinantes de la revaluación del peso: básicamente el ingreso de dólares por cuenta de las actividades ilícitas y los recursos destinados a especular, o capitales golondrina, podrían estar entre los determinantes de la tasa de cambio.

En este sentido, encontramos que las soluciones adoptadas por BANREP no son suficientes, y generan efectos transitorios, debido a que las fuentes de la revaluación provienen de rubros tan importantes como lo son la IED, por lo que la revaluación no se detendrá comprando 1840 millones de dólares en lo corrido del año, mediante mecanismos de subasta, sino que las soluciones a esta comportamiento podrían resumirse en los siguientes numerales:

1. Creando un fondo que permita almacenar este exceso de dólares y usarlo con fines de promoción del crecimiento.

2. No monetizar muchos de los ingresos fiscales provenientes del exterior (Ecopetrol, Isa, Isagén y EMP, entre otras empresas públicas o con participación estatal).

3. Usando este exceso de dólares en mayores reservas internacionales, sustitución de deuda externa por interna, o inversión en infraestructura que permita mayores niveles de conectividad y productividad.

4. Ejerciendo mayor control sobre el ingreso de recursos que podrían ser usados para fines especulativos, de manera que se desincentive la compra y venta de dólares de corto plazo.


ALFREDO BATEMAN
ESTEBAN MARTINEZ

lunes, 11 de octubre de 2010

El ejemplo Chino

En el marco de Expo Shanghai, cuyo tema es 'mejores ciudades, mejor vida', se puede apreciar la importancia que tiene hoy la gestión urbana para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del planeta. En el caso de Colombia, buena parte de las posibilidades de su desarrollo están fuertemente relacionadas con el futuro de Bogotá y de su economía.

En la China se ha combinado exitosamente un deliberado proceso de migración, que permite potenciar las economías de aglomeración, con un igualmente deliberado proceso de competitividad de los precios básicos, particularmente la tasa de cambio y las tasas de interés.

En esos dos procesos es fundamental el papel que juega la inversión en infraestructura, no sólo para proveer empleos, sino particularmente para facilitar los incrementos en productividad que posibilitan la sostenibilidad del crecimiento económico.

En el contexto colombiano, y teniendo en cuenta que las economías más diversificadas y fundamentadas en la innovación y el conocimiento, son las que logran crecer más rápidamente y de manera sostenida, resulta paradójico mantener políticas tan diferentes a las chinas.

Por un lado, en los últimos años el crecimiento se ha basado en el incremento de los precios internacionales de las materias primas y en una exitosa expansión petrolera y minera. Sin embargo, la mayor entrada de divisas no ha sido manejada adecuadamente para evitar la constante revaluación del peso y sus implicaciones sobre la competitividad del tejido productivo.

La nueva economía

Si a la pérdida de competitividad por la vía de la tasa de cambio le sumamos costos financieros elevados y cierta desidia por las necesidades de la infraestructura bogotana, particularmente en lo referente a una infraestructura de transporte básico, como lo es la primera línea del metro, lo que tenemos es la antítesis del paradigma chino.

Si queremos una economía más diversificada y enfocada hacia lo que se denomina la 'nueva economía', que genere empleo digno y abundante, se debería abrir un amplio debate para lograr unos precios básicos competitivos y, adicionalmente, sobre como las reservas internacionales podrían, responsablemente, jugar un papel más activo en la promoción del desarrollo económico.

Por Mariella Barragan
Secretaria Desarrollo Económico

jueves, 10 de junio de 2010

10 puntos para el desacuerdo nacional

Efrain Villanueva

Ayer, 8 de junio de 2010, el candidato presidencial Juan Manuel Santos reveló los 10 puntos que él (o bueno, sus asesores) propone para lograr lo que él mismo ha llamado “acuerdo nacional”. Mientras lo leía me iba dando cuenta que era lo justo que se podía esperar de este señor: puro blablablabla. Es decir, no sólo parece una copia de lo mismo que predicó Uribe durante sus ocho años de desgobierno sino que también es tan profundo como lo puede ser el tipo acróstico de segundo de primaria con la palabra “Mamá”. Cualquiera de nosotros, incluyendo a una reina de belleza, podría decir lo mismo (de hecho, el pueblo de Colombia lleva pidiendo eso desde antes de lograr la independencia de los españoles). Todos los gobiernos del mundo han promulgado lo mismo: seguridad, trabajo, vivienda, educación, salud, fortalecimiento económico. ¿Hay algo nuevo aquí? Estos 10 puntos parecen la típica carreta del tipo que le promete cielo y tierra a la niña que le gusta, sólo para que se lo de.

Pero olvidémonos por un momento de lo escueto de estos 10 puntos y vayamos a lo importante: ¿hay alguna forma de lograrlos?, ¿tiene Santos lo necesario para hacerlos realidad?, ¿le importa, realmente, alcanzarlos? Respuestas: seguramente (aunque él no ha dicho cómo), no y no. Pensando en todo esto decidí tomarme la libertad de explicar cada uno de estos puntos basándome en los alcances del gobierno Uribe teniendo en cuenta que Santos ha buscado popularidad y aceptación con la sombra del ya casi ex presidente (), que ha prometido mantener la misma línea de gobierno que Alvarito y que, finalmente, el candidato fue parte de dicho gobierno. Aclaro que los puntos fueron extraídos textualmente de la página del periódico El Tiempo.

1. Trabajo, trabajo y más trabajo. Trabajos decentes y salarios dignos. Que en cada familia colombiana haya al menos una persona con empleo formal. Unidos disminuiremos la pobreza.

Explicación. Mantener o aumentar la tasa de desempleo. Después de ocho años del ritmo de trabajo de su presidente (el de ustedes, no el mío), Colombia alcanzó la tasa de desempleo más alta de toda Latinoamérica (obviamente, a medida que así convenga, se le pedirá al DANE que cambie la metodología de medición o que maquille el resultado final). ¿Trabajos decentes?: más vendedores en los buses, en los semáforos, más gente pidiendo plata en la calle, más profesionales manejando taxi. Si, el empleo está aumentado y con Santos va a ser mejor: en la esquina de mi cuadra, por ejemplo, acaban de poner un nuevo carrito de perros (en serio).

2. Prosperidad Democrática. Prosperidad para todos, es decir, salud de calidad, educación para la vida y el trabajo, vivienda digna y oportunidades de ingresos.

Explicación. ¿Tiene una enfermedad cubierta por el POS? Entonces hágase a la idea que su EPS le va a dar vueltas al asunto mandándole a tomar acetaminofén durante un buen rato hasta que por fin le hagan los exámenes necesarios y le proporcionen el tratamiento adecuado (rece, si cree en Dios, para que cuando esto pase no sea demasiado tarde). ¿Tiene una enfermad no cubierta por el POS? Entonces exíjale al Estado que cumpla con el artículo 49 de la Constitución (adivinó, se trata del derecho a la salud) a través de una tutela o, como lo propusieron, saque de sus cesantías, de sus ahorros o endéudese (afortunadamente las tasas de interés para créditos otorgadas por los bancos son realmente bajas; igual hay que entender que el pobrecito sector financiero sólo obtuvo UTILIDADES de 8.5 billones en 2009). ¿Qué ya tumbaron ese decreto? No se preocupe, lo último que oí fue que el gobierno está preparando un nuevo paquete de impuestos para ayudar a las pobrecitas EPS (mire el ejemplo de la casi quebrada Saludcoop http://www.semana.com/noticias-opinion/donde-esta-bolita/134332.aspx).

A Santos, seguramente, no se le ocurrirá quitarle plata a la educación para invertirla en la guerra, ¿cierto? Las universidades públicas son muy buenas, en su mayoría, pero el dinero que reciben y la infraestructura con la que cuentan no les permiten proporcionar educación para todos, como también lo promulga la Constitución en varios artículos, y contrario a lo que sucede en otros países (incluyendo a algunos de este hemisferio, no sólo en Europa). Según datos de la misma Universidad Nacional (sede Bogotá), sólo el 9.8% de candidatos fueron admitidos para el segundo semestre de este año (ahí está el link, para que no digan que yo me inventé ese porcentaje http://www.admisiones.unal.edu.co/es/pregrado/81.html). Recuerden: esto no sólo se debe a que se intenta mantener un nivel académico competitivo (aunque pensándolo bien, ¿es que acaso los bruticos no tenemos derechos?) sino que, finalmente, por la culpa del exceso de plata, “no hay cama pa´ tanta gente”.

3. Seguridad Democrática. Consolidar la política de Seguridad Democrática y fortalecer la seguridad ciudadana, con acatamiento a la Constitución y respeto absoluto a los derechos humanos.

Explicación. Fortalezcamos la seguridad democrática: en vez de inventarnos conspiraciones y amenazas de ataques terroristas para mantener a la gente con miedo y dispuesta a ceder sus libertades y aumentar las del gobierno, como hizo Bush con los gringos, inventémonos victorias en esta guerra. Por ejemplo, tomemos jóvenes pobres (ricos no se puede porque después papi y mami forman un alboroto y, además, nadie creería que un niño bien sea guerrillero o paraco), hagámoslos pasar por guerrilleros o paramilitares y gritemos en voz alta un logro más de nuestros valientes soldados. De paso, estaremos acatando la Constitución (¿el derecho a la vida sigue estando ahí?) y, por supuesto, el respeto ABSOLUTO a los derechos humanos. Y, por supuesto, no podemos olvidar que, como todo vale, ¿qué importa violar los derechos civiles de modo que las agencias de inteligencia puedan espiar a quien sea, cuando sea?

La Seguridad Democrática tiene sus puntos buenos pero sólo dar bala no sirve de nada si no se hace con un acompañamiento social. Finalmente, se hizo lo que la vecina hace con las hojas y basura que barre en el frente de su casa: se la echa a la vecina de al lado. Muy pronto, seremos los habitantes de ciudad los que seamos desplazados yendo hacia el campo.

4. Transparencia y anticorrupción. Que impere la cultura de la legalidad y cero tolerancia a la corrupción en lo público y lo privado.

Explicación. Obviamente: hagamos como Betancourt y reduzcamos la corrupción a límites “aceptables”. Con Santos, la corrupción seguramente se logrará cercar a la corrupción. Es decir, no más funcionarios de medio rango beneficiándose de sus cargos: que sólo los hijos de presidentes (¿les suenan la Zona Franca y unas leyes ambientales acomodadas?) y ministros (¿nos vamos para la finca en el Black Hawk o en el avión fantasma?) y las grandes empresas y amigos de ministros (¿alguien dijo Agro Ingreso Seguro?) puedan gozar de los beneficios que da tener el poder de manejar el país, y de paso la plata del pueblo, como se nos dé la gana.

5. Buen Gobierno. Garantizar una administración pública eficiente, eficaz, descentralizada, participativa y responsable.

Explicación. Santos nos quiso decir: “No se preocupen, que me van a ver la jeta en Señal Colombia todas las semanas, haciendo Conejos (no, no me hizo falta la letra “s”) Comunales, impartiendo órdenes cual rey y luego olvidándome de lo que se había prometido”. Por favor, alguien que le ayude a los ministros de Protección Social y de Transportes a buscar los cuadernos donde anotaron todo lo que el presidente les ordenó hacer porque ese par de señores se esforzaron en su trabajo tanto como lo hizo el ciclista que le puso un motor escondido a su bicicleta para hacer trampa en la Vuelta a Flandes y la París-Roubaix.

6. Institucionalidad Democrática. Profundizar el Estado democrático con respeto a la independencia y al equilibrio de poderes, promoviendo su trabajo armónico.

Explicación. Aquí me confundí un poco. ¿Se estaría refiriendo Santos al Procurador moralista y rezandero, de ultra derecha, con evidente inclinaciones a favorecer al gobierno, que desprecia a los homosexuales, reniega de la libertad de expresión y del libre desarrollo de la personalidad? ¿O tal vez a las críticas y desmanes que el presidente tuvo con las altas cortes? No sé, la verdad, ¿acaso qué más puede significar “independencia y equilibrio de poderes”? Ah, ya sé: ahora que leo bien dice “promoviendo su trabajo armónico”, así que seguramente se trata de tener un Congreso corrupto que trabaje unido y exclusivamente para cambiar la Constitución y poder convertir al presidente en rey.

No olvidemos las chuzadas del DAS: periodistas, miembros de la oposición y cualquier persona que par el gobierno representara algún tipo de peligro para sus políticas, era susceptible de ser espiado, sin orden judicial, por nuestro FBI criollo, con el objetivo de, como se dice en mi tierra, de “buscarle la caída” y ver cómo era posible desprestigiarlo.

La independencia y equilibrio de poderes propuesto por Santos seguramente incluirá seguir los ejemplos de su amado presidente: hace poco Uribe dijo que los jueces están recibiendo presiones de sus superiores en el momento de impartir justicia (claro, como ya están empezando a rodar cabezas con las chuzadas del DAS). La misma independencia que Uribe demostró cuando llamó al magistrado Valencia Copete para preguntarle “Mijito, por el amor de Dios, ¿vos sabés cómo va el proceso de Marito [Mario Uribe, primo del presidente]?”. Uribe también acusó vehementemente al magistrado Iván Velásquez, de la Corte Suprema de Justicia, de presionar a alias “Tasmania” para que este lo acusara de paramilitarismo; al final se logró comprobar que esto NO era cierto. Pero aja, cuando a Alvarito le llevan la contraria, cuando las cosas no le salen como le gustan, cuando se meten con sus amiguitos y familiares o cuando alguna de las ramas del poder intenta hacer las cosas como deben ser o corregir las ilegalidades y abusos de su gobierno, se le sale a este señor su verdadero espíritu arriero y sale a despotricar (tal vez cree, como Nixon se lo confesó a Frost, que, cuando el presidente lo hace, entonces no es ilegal).

7. Justicia. Fortalecer el Estado Social de Derecho. ¡Cero impunidad! ¡Justicia pronta y oportuna! Garantizando los derechos de las víctimas: verdad, justicia y reparación.

Explicación. “Mire, señora, sabemos que a sus 5 hijos (2 menores de edad), los mataron los paramilitares. Tenga la seguridad que esa gente está arrepentida y, de hecho, el otro día se sentían tan mal, que se pusieron a tomar Old Parr a expensas del estado sólo para ahogar las penas. Ténganos un poco de paciencia, los juzgados están un poco congestionados (recibiendo tutelas de gente que exige salud) pero antes de lo que usted piensa, va a recibir un salario mínimo por cada hijo muerto”.

8. Agenda urbana y rural. Ciudades a escala humana con movilidad, viviendas, espacios y servicios públicos para la gente. Un campo próspero y seguro para garantizar la seguridad alimentaria de todos los colombianos y convertir al país en la despensa del mundo.

Si Santos llega a ser presidente y logra hacer esto, habría que llevarlo a la NASA a que le hagan estudios porque seguramente no es de este mundo (viéndole la cara uno empieza a sospechar, ¿no?). ¿O es que cómo va a hacer esto si aquellos que pueden lograr un “…campo próspero y seguro…” son los campesinos y estos se ven obligados a irse a las ciudades en las cuales, en un círculo vicioso, se afecta la “…movilidad, vivienda, espacios y servicios públicos…”.

9. Medio Ambiente. Conservar y aprovechar nuestro potencial ambiental. Posicionar a Colombia como una potencia de biodiversidad a nivel mundial.

Explicación. Este va ligado al punto 4 sobre corrupción y transparencia y quiere decir algo como “El medio ambiente es importante, tenemos que dejar un mundo mejor para nuestros hijos, blablablá… creemos leyes que protejan el medio ambiente pero al mismo tiempo beneficien a los hijos de nuestro amado presidente”. Recuerden la empresa de Tom y Jerry, Ecoeficiencia, y la Ley de Comparendo Ambiental (http://www.polodemocratico.net/spip.php?page=imprimir&id_article=7192).

¿Potencia en biodiversidad? Colombia sólo ha sido potencia cafetera (y eso fue hace mucho tiempo, ahora me da pena que en ESPN se refieren a la selección Colombia como “Los cafeteros”) y en la droga (y ya ni siquiera en eso, nos estamos dejando ganar de Méjico).

10. Relaciones internacionales. Profundizar la inserción del país en el mundo y estrechar las relaciones con nuestros vecinos, basados en el respeto y la cooperación. ¡El liderazgo de Colombia será reconocido en el escenario internacional.

El mundo es más que Estados Unidos, señores. Estamos rodeados de gente que nos odia y con la que solíamos ser hermanos. Nos volvimos los gringos de Sudamérica y los cachacones de Colombia: nadie nos quiere (*). Y lo peor es que por puras bobadas: por atacar a un país soberano para matar a un guerrillero que ya le tocaba usar pañales para la incontinencia, por permitir bases militares gringas en nuestro territorio pensando que eso no tiene porqué afectar a nuestros vecinos (¿o a usted le molestaría que su vecino pusiera tres ametralladoras en el techo de su casa apuntando a la ventana de su cuarto?), por mantener una línea imperialista (sí, aunque suene a cantaleta de Chávez lo digo) que va en contra de lo que NUESTRA región quiere y necesita (les recuerdo que estamos en Sudamérica, por mucho que algunos quieran o crean serlo, no somos anglosajones).

¡Liderazgo reconocido a nivel internacional! Qué palabras tan lindas, me dieron ganas de poner el himno nacional a todo volumen y ponerme de pie con la mano en el corazón para entonarlo. ¿Liderazgo en qué? ¿En narcotráfico (pilas que Méjico nos está ganando)? ¿En violación a los derechos humanos? ¿En mayor número de desplazados? ¿En la brecha ricos/pobres más grande? Definitivamente, Colombia es Pasión.

Los santistas que hayan leído lo anterior estarán diciendo que “eso fue el gobierno de Uribe, con Santos las cosas van a ser distintas. Este man está hablando es de Uribe para intentar joder a nuestro candido”. Discúlpenme, pero como lo mencioné arriba, Santos no se ha despegado del culo de Uribe y ha jurado mantener todas sus políticas para, por ósmosis, recibir la popularidad del presidente, así que creo que no hay forma de separar al uno del otro. ¿Por qué creen que más de 6 millones votaron por él? ¿Por qué sus propuestas son las mejores? ¿Por estos 10 puntos? Fueron 6 millones de enamorados de Uribe que ahora vuelcan su amor a este personaje. No es más. Pudieron haber puesto al Pato Donald (se le entiende más y habla mejor que el propio Santos) diciendo lo mismo y la gente hubiera votado por él.

Aclaro que, para primera vuelta y manteniendo el principio de que todo político sirve para NADA, voté en blanco. Pero para la segunda vuelta, voy a caer en el juego de la política y votaré por Mockus sólo porque no quiero que gane Santos. En el siguiente link podrán ver el post “Voto en blanco… o verde”, donde dejo muy claro cuál es mi sentir político:
http://exuberanciairracional.blogspot.com/2010/04/voto-en-blanco-o-verde.html.

JuanMa, ¿sabes qué puedes hacer con estos 10 puntos? Afortunadamente caben en una hoja tamaño carta.

(*) A mis verdaderos amigos de Bogotá, ellos saben quiénes son, les digo que los quiero mucho, pero si indagan con gente de otras regiones verán que no hablo paja. A los barranquilleros nos pasa lo mismo, nos creemos (porque somos) lo mejor de la costa y, por eso, el resto de nuestra región no nos quiere. Aclaro que con las CACHACAS, aunque jodan, no tengo ningún problema. Es más, la cachaca (o paisa, o caleña, o tolimense o costeña que tenga raíces cachacas) que se haya sentido ofendida, la animo a que me deje un comentario con su correo electrónico o celular y le prometo contactarla para pedirle disculpas al son de un buen vallenatico y unos traguitos de Old Parr. ¿Algún cachaco se ofendió? Lo siento (jajaja, no mentiras, estaba mamando gallo… en realidad NO lo siento).

jueves, 27 de mayo de 2010

Unas elecciones definitivas

Cada día resulta más evidente que estamos viviendo el proceso electoral mas interesante de la historia reciente del país, más aun, cuando se tiene en consideración la historia reciente de las elecciones presidenciales. Ha sido un proceso donde han abundado los debates, las propuestas y un inusitado interés de la sociedad en el proceso democrático.

Siempre me he considerado una persona interesada en la política y creo profundamente que solamente mediante la participación y discusión política es como nos convertimos en ciudadanos e individuos autónomos en el sentido de Aristóteles: quien es capaz de gobernar y ser gobernado. Esa participación me ha llevado a participar activamente en las diferentes campañas electorales, nunca en las estructuras partidistas y en sus dinámicas internas, pero siempre en el día a día en la discusión con las personas a mi alrededor; apoye con entusiasmo las candidaturas de Lucho, tanto a la presidencia en el año 2002, como a la alcaldía en el año 2004, igualmente, aunque con menos entusiasmo y un poco de resignación (tal vez porque las candidaturas que acompañe en las consultas internas salieron derrotadas) apoye las candidaturas de Carlos Gaviria y Samuel Moreno.

Como dejan ver mis decisiones en materia electoral, y a demás mis convicciones políticas, me considero una persona de izquierda, sin embargo, por primera vez a tres días de la votación por la primera vuelta tengo muchas dudas por mi voto. Al inicio de la campaña, es decir, cuando se cayó definitivamente el referendo para re-reelegir a Uribe, me entusiasme con el proyecto del partido verde, apoye a Lucho en la consulta interna y gracias a mi confianza ciega, a más de un amigo le voy a ganar apuestas porque desde entonces afirmaba que quien ganara la consulta llegaría a la segunda vuelta. Sin embargo, las declaraciones macartistas de Mockus con relación al Polo y el excelente desempeño de Gustavo Petro en la contienda electoral, me pusieron a dudar seriamente en voto en la primera vuelta.

Creo que por fin entiendo el concepto de la encrucijada en el alma. Por un lado creo profundamente en que este país requiere un proyecto de izquierda democrática que le quite definitivamente el barniz de legitimidad que mantiene la lucha armada, sería una lástima que se siguiera desmoronando un partido como el Polo Democrático que tanto esfuerzo costo construir, además construido sobre la muerte y la persecución, aun vigente, de personajes como Jaime Bateman, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo, para mencionar solo algunos de los grandes hombres que dieron su vida por la construcción de una sociedad democrática.

Por el otro, lamento que la izquierda haya perdido la oportunidad histórica de representar una forma distinta de hacer política y de luchar frontalmente contra las costumbres clientelistas y por el contrario haya caído en ellas, igualmente que nuevamente hayamos sido incapaces de mantener un partido abierto a todas las corrientes al interior de la izquierda democrática.

En definitiva, creo que el proyecto de la izquierda democrática requiere un segundo aire, en el Polo debe haber un proceso de renovación que interprete la izquierda del siglo XXI, muy distinto del socialismo del siglo XXI, radicalmente democrática y sin sectarismos de ningún tipo y ello solo es posible con una derrota electoral, por eso el mensaje del electorado tiene que ser un claro rechazo a las tradicionales costumbre políticas, vengan de la orilla ideológica que provengan, por lo tanto, apoyare el proyecto que representa sin lugar a dudas la renovación de las formas de hacer política, el proyecto de Antanas Mockus y el Partido Verde.

martes, 27 de abril de 2010

Voto en blanco… o verde?

Efrain Villanueva

Para empezar quisiera agradecer a Bateman por permitirme este espacio, a los lectores de Exuberancia Irracional y, por supuesto, a los lectores de mi blog (http://elprimerintento.blogspot.com) que se hayan tomado el tiempo de leerme bajo una temática seria y totalmente diferente a la de El Primer Intento.

Estamos en época de elecciones y todo el país, independientemente de su preferencia política, está pendiente de la contienda entre candidatos que, finalmente, llevará a alguno de ellos a tener el futuro del país en sus manos. En el 2002, la primera vez que participaba en elecciones, decidí darle mi voto a Álvaro Uribe, un hombre que prometía trabajar incansablemente por acabar con uno de los principales problemas del país, la guerrilla, y hacerlo sin olvidarse de los más necesitados. Y así como fue de grande mi emoción al sentirme un ciudadano activo también lo fue la decepción al ver que nuestro presidente era solo mano fuerte pero nada de corazón grande. La situación me puso a pensar. Desde que tengo memoria escuchaba a los adultos quejarse del gobierno, de la economía, de los políticos, de la inseguridad. Nadie parecía nunca estar satisfecho ni siquiera con la persona por la que habían votado. Perdí la confianza en los políticos hasta tal punto que decidí votar sólo en blanco a partir de ese momento. Me volví anti político (en contra de los partidos políticos pero no apático o indiferente a la situación del país).

“Votar en blanco es perder el voto”, estará pensando la mayoría de ustedes. No lo veo así. No creo que las elecciones para un puesto público deban convertirse en una competencia al estilo de un reality show donde la gente elige al que mejor le cae o vota por alguien sólo porque el otro candidato no es de su agrado. Creo que la gente debe votar a conciencia, sopesando los programas propuestos, evaluando cuál es el candidato que se acerca a los ideales personales y busca lo mejor para el país y no sólo porque es el candidato de mi partido o porque es alguien que puede ayudarme a conseguir un puesto. Por eso creo que votar en blanco es una voz de protesta totalmente válida ante la forma en la que los sistemas democráticos del mundo manejan la política: a través de favores, manipulando los medios y al pueblo, representando unos ideales cuando son candidatos y luego comportándose de forma diferente cuando son elegidos, buscando favorecer a los amigos y patrocinadores de campaña (quienes son los que finalmente terminan gobernando detrás de bambalinas), intentando convencer a los congresistas/concejales que apoyen o hundan los proyectos según su conveniencia, olvidando que el objetivo de un funcionario público es el de trabajar para mejorar el país. Con eso en mente, votar por uno u otro termina siendo lo mismo aún si sus intenciones son realmente sinceras.

Si algunos creen que estoy exagerando o siendo radical, hagamos un pequeño análisis del gobierno Uribe. Le concedo que combatió fuertemente a las FARC, logró diezmarlas, disminuyeron los asesinatos, los secuestros, acabó con las pescas milagrosas. Sus defensores siempre juegan la carta de la política de seguridad democrática y pretenden mostrarlo como un Mesías. Indudablemente es una persona trabajadora que en parte creía que sus acciones eran lo mejor para el país. Sin embargo, cómo apoyar a un gobierno que se olvidó de los más pobres (que somos la mayoría), de un gobierno dispuesto a todo por el todo con tal de lograr su agenda. Mi impresión es que los uribistas creían ciegamente en el presidente, la mayoría por conveniencia y no por convicción, a pesar de la cantidad de barbaridades que su gobierno (¡de 8 años!) nos dejó.
Los falsos positivos son tal vez la mayor muestra terrorífica que sólo producir asco. ¿El fin justifica los medios? ¿Vender dulces en un bus o películas piratas en una esquina es trabajo digno? Colombia es el país con la tasa de desempleo más alta de toda Latinoamérica. Volvimos a ser el país del Sagrado Corazón de Jesús. Claro que esto es entendible teniendo en cuenta los hijos del presidente seguramente sí siguen su consejo de “dejar el gustico para el matrimonio”, ¿no? Y qué decir de nuestro procurador para quienes los homosexuales son una aberración de la naturaleza, el aborto es un pecado y denunció a la revista Soho cuando exhibió modelos haciendo una representación de la Ultima Cena y la Crucifixión. ¿Es este un procurador que puede velar por la igualdad de oportunidades y derechos para todos los colombianos sin importar en lo que cada uno cree, en sus costumbres, en sus raíces?

Qué lástima no ser hijo de un presidente. Así podría disfrutar de exenciones de impuestos, tendría derechos a zonas francas y, si alguien se mete conmigo, podría decirle a mi papi para que me defendiera, pidiendo ayuda al FBI, si es necesario. Si bien es cierto que la política de seguridad democrática le permitió a la gente volver a viajar por las carreteras del país, también es cierto que tuvo dos consecuencias nefastas: nos convertimos en el segundo país con más desplazados en el mundo y se trasladó la inseguridad a las ciudades. Aunque afortunadamente el gobierno se encargó de crear y promover subsidios para trabajar la tierra y dárselos a… ¡¡¡la gente que no lo necesitaba!!! Y el responsable, el Chicken Little Arias, salió tan campante e incluso tuvo las agallas de intentar participar en las elecciones para presidente.

Se demostró que alguien puede ser incompetente en su trabajo y, aún sí, no perderlo. Doctores (en este país se le dice doctor a cualquiera, no?) Andrés Gallego y Diego Palacios muchas gracias por nada. Gracias de corazón por mejorar las carreteras del país, gracias por entregarlas en concesión a sus amigos, gracias por intentar acabar con un sistema de salud pésimo para darnos uno peor. Pero también quiero agradecer al presidente: gracias por mantener la corrupción y la politiquería después de haber promulgado en campaña que lucharía contra ella.

Pero hoy hay un fenómeno que me está haciendo reflexionar: Antanas Mockus y el Partido Verde. Un fenómeno lleno de ideas sinceras para mejorar el país (ojalá llegue a la presidencia y no nos defraude), un fenómeno que nos ha hecho pensar como a los mejicanos en el Mundial del 2006 (¡Sí se puede! ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!), un fenómeno que nos muestra una forma de hacer política honesta y diferente, un fenómeno que ha hecho que los jóvenes, que los indiferentes, que los pobres creamos que este país no está perdido, que podemos progresar, que la educación y la salud son derechos sociales fundamentales para el fortalecimiento de cualquier nación. Un fenómeno que ojalá no vuelva a parcializar el país entre izquierda y derecha (no más eso de que si soy Uribista soy paraco o si soy de izquierda entonces soy guerrillero). Este señor, este fenómeno me ha puesto a pensar que tal vez es hora de confiar nuevamente en alguien, que las ideas de izquierda o derecha no son relevantes si lo que se busca es el beneficio de todos. ¿Es la seguridad, el acceso a la educación, a la salud, a un trabajo digno una idea de izquierda o derecha?

No estoy buscando votos para Mockus/Fajardo, no pretendo que un uribista de corazón cambié de opinión y decida votar por el Partido Verde. Mi objetivo es pedirles que cuando voten, lo hagan con la certeza de que su candidato de verdad desea trabajar sinceramente por todos los colombianos y que su anhelo de llegar a la presidencia vaya más allá de una aspiración personal por el poder. Los invito a que reflexionen pensando en el futuro y en lo que es mejor para el país, no en lo que les conviene personalmente o en luchar o sostener una ideología política que nos pueda hacer daño. No es un juego, no es una competencia, se trata del destino de más de 40 millones de personas. Yo ya lo hice y por eso, estoy a un paso de pensar en “blanco” a adquirir una tonalidad verde.