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lunes, 28 de diciembre de 2009

Freakonomics: Steven Levitt

Alfredo Bateman

El pasado jueves 24 de septiembre, en el marco de Expo-gestión, evento en el cual participó activamente la Secretaría de Desarrollo Económico, se realizó en Bogotá una presentación de Steven Levitt (economista de Harvart con doctorado en economía de MIT y profesor de la Universidad de Chicago) quien además de ser un excelente economista, obtuvo el Premio John Bates Clark, es uno de los más populares y leídos por su best seller: Freakonomics.

En la obra de Levitt se destaca, tal vez, el papel fundamental que le otorga a los incentivos y la información en las decisiones de los agentes económicos y particularmente su respuesta a las decisiones de las políticas públicas. Levitt resume su visión a partir de las siguientes ideas, para él fundamentales:

• Los incentivos constituyen la piedra angular de la vida moderna.
• La sabiduría convencional a menudo se equivoca.
• Los efectos drásticos frecuentemente tienen causas lejanas, incluso sutiles.
• Los expertos utilizan su información privilegiada en beneficio propio.

Con relación a los incentivos Levitt resalta la importancia de tener en cuenta que los efectos de una política bien intencionada pueden producir el efecto contrario o al menos diferente al esperado. En sus palabras “por cada persona inteligente que se molesta en crear un esquema de incentivos, existe un ejército de gente, inteligente o no, que inevitablemente invertirá incluso más tiempo en tratar de burlarlos”.

Lo anterior no quiere decir que no se deba intervenir, pero sí que se debe tratar de anticipar los efectos indirectos que produce una decisión de política pública, por ejemplo el incentivo a las trampas que generó el definir la inversión en las escuelas públicas de Chicago a partir de pruebas de calidad, el crimen generado por la política antidroga norteamericana, o en nuestro medio, el incentivo a realizar asesinatos selectivos (falsos positivos) al evaluar el éxito militar y los ascensos a partir del número de bajas que se realizan, o las “trampas” que se podrían generar por la medida del pico y placa extendido (compra del segundo auto, adquisición de carros de trabajo, etc.).

Por otra parte, Levitt resalta el papel de la información, entre otras, para predecir y evaluar los efectos sobre los incentivos. Para Levitt: “la información es un faro, un garrote, una rama de olivo, en total, un elemento de disuasión, dependiendo de quién la maneje y cómo. La información es tan poderosa que la asunción de información, aún cuando ésta no exista realmente, puede tener un efecto revulsivo”. Adicionalmente, resalta la importancia del trabajo de campo y la recolección directa de información en los procesos de comprensión de la realidad económica.

Lo anterior y mucho más Levitt lo presenta a partir de lo aparentemente raro y absurdo, las relaciones entre los maestros de escuela y los luchadores de sumo, las similitudes entre los agentes inmobiliarios y los miembros del ku klux klan, etc. Su libro y sus intervenciones, en definitiva, son una invitación a recuperar y comprender los principios fundamentales de la economía, a apartarse de la complicación matemática y los modelos absurdos, como si se requiriera una sabiduría secreta para entender la economía y a entender que más que los incentivos financieros o económicos la más poderosa herramienta son los incentivos sociales.