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martes, 24 de junio de 2008

En busca del equilibrio

Cesar Ferrari ph.D.*
El Banco de la República mantuvo su tasa de intervención en 9.75%. Muchos le exigían reducirla. Varios preferían incrementarla preocupados por la inflación, distante de la meta del 2008.

Por otro lado, van aumentando las cifras de desaceleración económica. En el primer trimestre el crecimiento industrial fue 1.4%, el del comercio 2.8% (otros trimestres superaban el 10%) y el decrecimiento del área licenciada para nuevas construcciones fue 9.7%.

Según algunos, tal desaceleración sería consecuencia de la elevación de las tasas de interés. Ésta habría reducido el crédito y la demanda. Sin embargo, entre mayo 2008 y mayo 2007 la cartera del sistema financiero aumentó 19.8%, ciertamente menos que el 31.5% de 2007-2006. También, habría aumentado los pagos financieros de los prestatarios. Pero si disminuye el ingreso disponible de los prestatarios (la cartera vencida de créditos de consumo bordea el 7%), aumenta el de los prestamistas.

Por su parte, entre dichos meses, el M3 (total de recursos para comprar en los mercados) aumentó 15.2%; entre 2007 y 2006 aumentó 20%.

Podría deducirse que la elevación de la tasa BR no generó reducción del crédito, tampoco de los medios de pago, que al final es lo que cuenta. Ciertamente, tampoco ocurrió por el comportamiento de las reservas internacionales (el rubro más importante de la base monetaria): aunque marzo-marzo aumentaron 16.5% en dólares, en pesos cayeron 2.6% por la revaluación cambiaria de 16.8%.

Mejor dicho, la elevación de la tasa del BR no está ocasionando una menor demanda en los mercados y, por lo tanto, un menor crecimiento o decrecimiento en la producción. Lo que sí está ocasionando es una revaluación cambiaria por inducir un exceso de divisas. La conexión es transparente: con expectativas de revaluación (de 10%), a las empresas que pueden financiarse externamente (al 4%) les resulta mucho más barato ese financiamiento (-6%) que el doméstico aún con tasas preferenciales (15%). En 2007 la llamada inversión extranjera directa fue US$ 9.250 millones (US$ 6.920 en 2006).

En otras palabras, el BR está induciendo una revaluación cambiaria para cumplir su objetivo. Sin embargo, la inflación no está cediendo porque la revaluación no compensa suficientemente el aumento de los precios internacionales de petróleo y alimentos más el aumento de los costos financieros de productores e importadores trasladado a precios.

Pero esa revaluación sí está generando pérdida de competitividad en la producción de bienes y servicios transables internacionalmente que no se benefician de precios internacionales elevados.
Es la pérdida de competitividad en flores, textiles, confecciones, calzado, metalmecánica, electrodomésticos, etc., todo aquello importable o exportable, la que se traduce en desaceleración productiva. Se refleja también en un crecimiento de importaciones de bienes y servicios superior al de exportaciones. En 2007, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos fue US$ 5,851 millones, 28% de las reservas internacionales.

En esta situación, mantener tasas de interés elevadas es ineficiente para reducir la inflación y sus efectos colaterales negativos son notables. No logra estabilidad de precios, menos inversión y crecimiento. Pareciera más sensato emplear medidas fiscales (disminuir impuestos, aumentar subsidios) para reducir el incremento de precios y reducir la tasa de interés para inducir una devaluación controlada, antes de que cambien las expectativas y los capitales salgan precipitadamente generando una indeseable crisis de balanza de pagos.
*Publicado en el diario La República el 4 de junio de 2008

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